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El botín del aguador Eduardo Martínez Benavente Diciembre 21, 2008.
A Leonel Serrato por su perseverancia y valentía
Con un manotazo en la mesa el alcalde Jorge Lozano intentó amedrentar al navista Leonel Serrato, le molestó que lo hubiera corregido, quiso lucirse y hacer alarde de autoridad ante sus antiguos compañeros de lucha, y desencajado le grito al notario que no era un mentiroso y que daba por terminado el diálogo. Se levantó de su sillón e hizo la finta de que se retiraba del salón en el que nos había recibido a un grupo de opositores a la privatización del servicio de agua de la ciudad. El panista no reparó a quién le había gritoneado, a quién se había atrevido agredir. El navista, con la misma vehemencia que utilizó Lozano le replicó que no le había dicho mentiroso, que lo que le había asegurado era que no es cierto que el Interapas se hubiera declarado imposibilitado para brindar el servicio de agua potable en esa zona de la ciudad, en la que se le solicitaba la concesión del servicio. Que estaba mal informado, pues su respuesta partía de un documento que había entregado el organismo operador hace varios años, y que recientemente, como consta en el expediente, se declaraba en condiciones de brindar todos los servicios. Leonel se había sentado a su lado, sin inmutarse le aseguró que no había entendido su aclaración, pero que si hubiera querido lo hubiera llamado mentiroso, y acto seguido, con toda indignación y valentía le manoteó su mesa. Lozano recuperó la calma, regresó a su sitio y reanudó la audiencia. Así, en este ambiente se desarrolló un ríspido encuentro entre un grupo de seguidores del doctor Salvador Nava, conformado por Juan Manuel Leos Herrera, Rodolfo Martínez Lavín, Alfredo Lujambio Raffols, Leonel Serrato Sánchez, Guillermo Pizzuto Zamanillo, Manuel Nava Calvillo, Hugo Stevens Amaro, Pablo Aldrete Cossío, Rafael Aguilar Fuentes, Guillermo Kaiser Schiltler, Carlos Covarrubias Rendón, Beatriz Benavente Rodríguez y este articulista con un presidente municipal que cree que el mundo es de y para los empresarios, y que su interés desmedido por concesionarle el servicio de agua a una sociedad del insaciable Carlos Gerardo López Medina, puede corresponder a la negociación que tuvo que hacer con el fraccionador para que se desistiera de la demanda millonaria que promovió en contra del Municipio Constitucional de San Luís Potosí, por el pago de daños y perjuicios, porque el Ayuntamiento planteó un juicio de nulidad en el que le reclamó el incumplimiento de la Ley de Desarrollo Urbano del Estado, y el perjuicio patrimonial ocasionado al Ayuntamiento por la ilegal autorización del condominio residencial “La Loma, Club de Golf”, lo que según López Medina, trajo como consecuencia que al hacerse pública la demanda se afectaran los intereses económicos de sus empresas, así como su crédito comercial y prestigio profesional y buen nombre. Se le cuestionó si acaso la concesión del servicio no respondía también a la contraprestación por los apoyos que había recibido del aguador durante su campaña. Se le reprochó que premiara con una concesión por la vía de la asignación directa a una empresa cuyo accionista mayoritario está vinculado a otras sociedades que han sido requeridas por el pago de créditos millonarios que no han sido cubiertos, y que se caracterizan por el incumplimiento de diversas obligaciones legales como la entrega que debería haber hecho al municipio del 10 % de la superficie escindida de Desarrollo del Pedregal, cuando de esta escisión resultó la inmobiliaria Peña Blanca, así como por la cesión real y efectiva de las áreas de donación del fraccionamiento La Loma, en el que se encuentra el exclusivo Club de Golf, que las administraciones panistas municipales autorizaron no obstante que las superficies donadas no son aptas para ser vendidas y que de ninguna manera podían haberse aceptado.
Le recordó Guillermo Pizzuto que la lucha en la
que él también participó había sido para democratizar las
instituciones y procurar la participación de los ciudadanos en los
actos de gobierno, pero que todo se le había olvidado, y le advirtió
que no descansaría hasta conseguir que esta arbitrariedad no se
cometiera. Se le planteó
la necesidad de convocar a un plebiscito, en el que los
potosinos, debidamente informados tomaran la decisión de privatizar
o no el servicio de agua. Se le retó a que si estaba convencido de
las bondades de la privatización, persuadiera también al resto de la
sociedad, pero que por lo pronto suspendiera la autorización que
estaba prevista otorgarse para esta misma semana. Logramos que el presidente municipal retirara del orden del día el asunto de la concesión del servicio de agua, y en cambio, incluyó la propuesta de nuestros regidores para la celebración del plebiscito que se turnó a comisiones para dictaminarse y ser votada en una próxima sesión. Por lo pronto, el tema de la privatización se va a este enero, lo que nos permitirá concientizar a más ciudadanos que eviten que este atropello se consuma.
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Lista obtenida a través de solicitudes de información
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