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 Periodismo de mano en mano y Visor de Transparencia

 

 

 

 

 

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La cuitas de Walter

Juan Antonio González

Octubre 29, 2008.

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El lado oscuro de los diputados / Octubre 28, 2008

 

El próximo jueves a las 10:00 horas, Walter Stahl Leija tiene una cita muy importante. En la sede de Vallejo 200, el Vocal de la Comisión Estatal de Garantía de Acceso a la Información Pública emprenderá su defensa ante los propósitos de llevarlo a juicio de responsabilidades.

Tendrá como anfitriones a tres diputados, dos de ellos, Guadalupe Castro Almanza y José Belmarez Herrera, no solo no son conocedores del Derecho sino que ni siquiera cuentan con estudios profesionales. Eso de estudiar no se les dio, pero por las vueltas que da la política llegaron a ser diputados.

El presidente de la Comisión Jurisdiccional es el diputado panista Luis Manuel Calzada Macías.

El comisionado Stahl le debe el favor de estar al borde de una sanción que incluso lo puede dejar fuera de la CEGAIP, a José Eduardo Lomelí Robles, ex presidente de esa institución tan lastimada durante la gestión del empresario mezcalero.

Desde su origen, la Comisión ha tenido mil y una vicisitudes que le han impedido sentar las bases de una institución creíble y confiable y el caso del comisionado Stahl ha abonado en buena medida a ello.

Sin embargo, las responsabilidades no son solo de una persona sino que deberían de compartirse con otros actores internos y otros externos a la institución.

Por alguna razón, en su momento, a Lomelí Robles no le agradó la idea de dejar la Comisión en manos de Stahl quien legalmente debió ser su sucesor, por lo que levantó todo un andamiaje cuyo objetivo era el de cerrarle el paso a su compañero a la presidencia, pero se le pasó la mano.

A Stahl se le acusó de litigar en horario de trabajo y de recibir notificaciones para asuntos legales en el propio domicilio de la Comisión, dicha especie fue tomada como punta de lanza para afectar con premeditación al comisionado.

En el Congreso del Estado, se recibió con agrado esa intención de impedir que Walter Stahl llegase a la presidencia de la Comisión. Entonces se puso en marcha la maquinaria y de hecho, todo le salía a Lomelí como miel sobre hojuelas.

El actuar del comisionado presidente a espaldas de su compañero era tan burdo que éste se enteró muy pronto del manejo que se hacía y empezó a defenderse. No era otra cosa sino grilla.

Stahl justificó de entrada que la Ley de Transparencia, ahora abrogada, no le impedía ejercer su profesión de abogado y que en todo caso, atendía asuntos personales en tribunales y juzgados.

Eso resultaba insuficiente, había usuarios de la Comisión que acudían a buscarlo antes de las once de la mañana y generalmente no se le encontraba. Hubo incluso quienes, por medio de solicitudes de información requerían la agenda de actividades del comisionado.

Por fin se presentó una denuncia formal ante el legislativo y fue presentada por Lomelí Robles quien mantenía una relación muy tensa con Stahl. No se podían ver.

En distintas entrevistas con quien aquí escribe, el comisionado Stahl reprochó a Lomelí su actuar y reprobó el hecho de que a esa acción de deslealtad se hubiese sumado la presidenta de la Comisión de Transparencia del Congreso del Estado, Guadalupe Almaguer Pardo.

Cada quien ha venido con su juego durante más de un año y asistimos ahora a la víspera de que el proceso sancionador se pueda iniciar. Lo que se definirá es si el comisionado ha violentado la ley por el hecho de haber litigado asuntos personales que tenían que ver con el cobro de rentas.

Stahl está virtualmente solo y acudirá al legislativo convertido en una cueva de lobos donde pocos se atreverían a defenderlo.

Más allá de si el comisionado en su momento incurrió en algún acto ilegal, lo que vale la pena reflexionar es el origen de la denuncia. No se trató de un acto genuino sino de la fabricación de un embate propiciado por diferencias personales.

Quien lo denunció y quienes apoyaron tal denuncia, no anteponían a la institución sino que simplemente les movía el interés de acabar a Stahl.

A estas alturas importa poco si se le sanciona o no, lo preocupante es ver cómo la CEGAIP se sigue debatiendo en el lodazal de sus escándalos y en su creciente ineficiencia.

En una entidad donde la Transparencia no es lo prioritario, tener a un organismo garante debilitado, es algo que le conviene a muchos.

Que Stahl hubiese litigado, es minucia frente a la cobardía que se tuvo en la comisión para impedir que los diputados la manipularan, cuando con parches de última hora a la Ley de Transparencia, se decidió restarle autonomía al ser los legisladores quienes eligen al presidente de la Comisión.

Aquella ocasión, Lomelí prefirió guardar silencio.

El caso de Stahl es una pequeñez frente a la convenenciera posición de María de la Luz Islas Moreno de no promover sanciones a los diputados que han violado la Ley de Transparencia una y otra vez, por la simpleza de no molestarlos porque serán los diputados los que aprueben el presupuesto 2009 de la Comisión.

El affaire Stahl, es cosa de niños ante el cochinero en que se convirtió la elección de comisionados numerarios y supernumearios.

Es cuestión de revisar responsabilidades, nada más.

 

 

VISOR DE TRANSPARENCIA

  

6as Jornadas de Acceso a la Información Pública 2008

Lista obtenida a través de solicitudes de información

 

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